"La ciencia ficción es tan elevada como la literatura sin género. No es solo un entretenimiento, sino también una herramienta para cuestionarnos a nosotros mismos y a la realidad: un espejo."
¿Cuál fue tu primer pensamiento al enterarte de que habías ganado el Premio Anubis 2024?
"¿Y ahora cómo voy a dormir?" Eran las doce de la noche cuando recibí el correo. No suelo revisar el móvil antes de acostarme, pero inexplicablemente aquella noche sí lo hice. Llámalo presentimiento.
¿Por qué decidiste participar en Premio Anubis? ¿Qué te atrajo del certamen?
Al centrarse en géneros como la fantasía,
el terror y la ciencia ficción, parecía el lugar perfecto. Disfruto mezclando
géneros, pero mi escritura siempre ha tenido una base importante de ciencia
ficción. Intuía que aquí tendría mayores oportunidades de encontrar un jurado
afín a ella. Y no me equivoqué. Estoy orgulloso tanto de la calidad del jurado, con escritores de renombre, como del certamen y los cuentos presentados.
La naturaleza internacional fue otro motivo. Cuando me enteré de que había 534 cuentos participantes, de toda Latinoamérica, España y hasta Estados Unidos, pensé en cómo se me había ocurrido presentarme. Pero esa incertidumbre se transformó luego en una lección valiosa: si tienes algo que contar y confías en tus habilidades, debes aprovechar cualquier oportunidad y perseverar. Lo deseado muchas veces suele ser inesperado.
¿Cómo nació A la sombra de dos reactores en ruinas,
el cuento ganador del Premio Anubis 2024?
Todo empezó como un ejercicio mental: quería condensar una historia con un iceberg complejo de implicaciones en la
menor cantidad de palabras posible, lanzando al lector a un futuro decadente
sin explicaciones directas. Todo lleno de detalles y emociones sugerentes.
La primera imagen que acudió fue una niña
agonizando en la cama y al Presagista aliviando su dolor. A partir de ahí, el
resto del mundo comenzó a desplegarse: una casona oscura y polvorienta, la
atmósfera opresiva, armas bacteriológicas suspendidas en el aire, ingeniería
genética y los restos imponentes de dos reactores nucleares cerniéndose sobre
el pueblo.
El Presagista necesitaba un narrador,
alguien que diera perspectiva a la historia. Así nació su contraparte: el
Eutanasiador, un médico forastero brindando de otra forma consuelo a quienes
sufrían sin remedio. Pero incluso entonces, cuando parecía que tenía todos los
elementos, algo faltaba. El sentido y las emociones de la historia no
terminaban de cuajar. Necesitaba una mayor carga emocional y solo podía dármela
el narrador.
En ese momento todas las piezas encajaron: la relación entre el Presagista y el narrador, la memoria como refugio y tormento, el simbolismo del ouroboros y la estructura epistolar que diera dimensión íntima al relato. Lo reescribí en menos de 1.500 palabras. Fue como armar un minúsculo reloj de bolsillo: cada elemento encajando perfectamente y sin redundancia. Tremendamente satisfactorio. Esa sensación, la de dar forma a algo que evoluciona y cobra vida, es la que hace que escribir valga tanto la pena.
¿En qué
momento de tu vida decidiste que querías ser escritor? ¿Cómo te iniciaste?
Fue en 2018, cuando tenía 26 años. Había
terminado mis estudios como ingeniero industrial y estaba empezando a trabajar.
Me había incorporado a la aburrida realidad del mundo adulto. Leía desde niño,
pero desde los 15 años la ciencia ficción se había convertido en mi género
favorito. Devoraba cualquier novela en casa, en aviones o donde pudiese.
Alimentaba mi imaginación.
Hasta entonces, la ficción había sido un
refugio durante los momentos más difíciles. Sentía (y sigo sintiendo) una
profunda gratitud hacia todos esos escritores, estén vivos o no. Fue en aquella
época de transición cuando un pensamiento hormigueó en mi cerebro. Quería
escribir para ayudar a otra persona igual que yo. No me importaba si para
entonces seguía existiendo o no. Dejaría que las palabras hablaran por sí solas
en el tiempo.
Aquello me motivó a empezar como aficionado. Ahora, no solo me guía la lectura en la vida. También la escritura.
¿Qué cursos,
talleres o estudios en general, te han ayudado a formarte como escritor?
Durante años, asistí a la Escuela de Escritura Club Renacimiento en Murcia, España, donde aprendí las bases y empecé a desarrollar relatos cortos. Estos últimos tres años, me centré en escribir novelas junto al apoyo de mi profesor Ginés Sánchez (autor en Tusquets). Desde el principio, entendí que escribir no es solo una cuestión de talento o inspiración: necesitas feedback constante, leer con ojo crítico y analizar lo que hacen otros buenos escritores. Aceptar las críticas y abandonar el ego. Pasión, pero sobre todo, mucha perseverancia. En inglés, a esta combinación la llaman grit.
Además, estos años he complementado mi formación con libros específicos y podcasts sobre técnicas literarias. También he escrito mucho. Poco a poco, lo que comenzó como un hobby se ha convertido en un segundo oficio que me encanta.
¿Qué tipo de
literatura dirías que cultivas?
Mi ciencia ficción podría definirse en
ocasiones como pesimista, pero yo la veo más como un esfuerzo entre encontrar
la belleza en el desastre y la capacidad de resistencia aunque ya sea demasiado
tarde. Vivimos en un presente desconectado de la realidad, donde los algoritmos
en Internet monopolizan nuestra atención con estímulos brillantes y vacíos, mientras nuestra inteligencia, empatía y capacidad de actuar se ve mermada.
Creo que hace falta literatura que hable de lo que no queremos ver, literatura
de lo incómodo.
Por supuesto, la ficción también debe
ofrecer refugio, un espacio para la evasión y la sanación. Es necesario un
equilibrio. En A la sombra de dos reactores en ruinas, la atmósfera es indudablemente pesimista: la
humanidad ha sido diezmada y relegada a una nueva edad oscura debido al uso
destructivo de la tecnología. Pero incluso en mitad de esa desolación, hay
belleza, lucha y memoria. El duelo no es solo una expresión de pérdida, sino
también de amor más puro de todos. De lo contrario, no valdría la pena seguir
viviendo.
La sociedad tiende a sofocar la rebeldía
temprana y a atrofiar el pensamiento crítico, entrenándonos, irónicamente, como
autómatas: “Obedece, haz esto, no cuestiones, solo repite”. Salirse de la norma
suele implicar miradas de desaprobación o comentarios que buscan desanimarte:
“No sirve de nada lo que haces”. El cerebro opera en una intrincada danza entre
lo determinista y lo impredecible. Aunque no cambien el curso global de los
acontecimientos, nuestras acciones y pensamientos tienen el poder de
transformarlo. Esa capacidad de crear nuevas conexiones nos da cierto grado de
control sobre nosotros mismos.
Por eso, lo “incómodo”, aquello que
muchos temen o prefieren ignorar, puede convertirse en un combustible poderoso
para la rebeldía y el cambio. No todos quieren escucharlo. Hay quienes eligen cerrar
los ojos y aferrarse a palabras complacientes, a historias que nunca desafían
su visión del mundo y de la realidad. Pero yo no lo veo así. Para mí, el dolor
y la felicidad no son opuestos: son dos caras de una misma moneda que merecen
ser experimentadas con la misma intensidad. Intento plasmarlo siempre que
escribo.
Raymond Chandler dijo: “Si no fuese duro, no seguiría vivo. Si no supiera ser amable, no merecería seguir viviendo”.
¿Cuáles son
los autores que más han influido en tu obra?
Podría mencionar demasiados, pero si
tuviera que elegir cuatro, serían: William Gibson, Ursula K. Le Guin, Iain M.
Banks y Peter Watts. Cada uno de ellos me ha marcado profundamente por su
estilo único y capacidad de imaginar mundos complejos. También por los temas
que exploran, por su ferocidad, crítica social, sentido del humor. Incluso su
cinismo o esperanza.
Gibson, con su visión del entramado
tecnológico y el lenguaje sensorial que emplea; Le Guin, con su sensibilidad
humana y profundidad filosófica; Banks por su ambición narrativa, prosa y
exploración sobre la moralidad que hace su obra; y Watts con su enfoque crudo y
científico de la naturaleza humana y sus defectos cognitivos. Todos ellos me
han demostrado que, a diferencia de lo que algunos piensan, la ciencia ficción
es tan elevada como la literatura sin género. No es solo un entretenimiento,
sino también una herramienta para cuestionarnos a nosotros mismos y a la
realidad: un espejo.
Otros autores que disfruto leyendo son: Philip K. Dick. John Brunner, Haruki Murakami, Alastair Reynolds, Thomas Pynchon y Rudy Rucker. Y sin duda, me dejo nombres. Tantos escritores leídos nos influyen a nivel subconsciente que no puedo afirmar que no me influyeran. Hay mucho talento y todos ellos son unos gigantes. Por suerte, yo pude escribir sobre sus hombros.
¿Cuáles son
tus cuentos favoritos?
Para no pecar de indeciso, enumero
aquellos que detallo con más profundidad en la otra entrevista sobre los
cuentos 12 favoritos:
● Johnny Mnemonic -
William Gibson
● La muchacha que
estaba conectada - James Tiptree Jr. (Alice Sheldon)
● Señores del
desgobierno - M. John Harrison
● Aprendiendo a ser
yo - Greg Egan
● Los que se alejan
de Omelas - Ursula K. Le Guin
● The Things -
Peter Watts
● El reconocimiento
- J.G. Ballard
● Roog - Philip K.
Dick
● El juego de la
rata y del dragón - Cordwainer Smith
● Sueño - Haruki
Murakami
● Exhalación - Ted
Chiang
● El canto del crepúsculo - Lester del Rey
¿Cuál es tu
novela favorita? ¿Por qué?
Es difícil elegir una sola. Si tuviera
que señalar una novela que combina una trama fuerte contada con una estructura
innovadora y estilo brillante, pero que también me dejó un impacto emocional,
me viene a la cabeza El uso de las armas de Iain M. Banks.
Describir sus méritos sin hacer spoilers
es complicado, pero lo intentaré. Es una novela que no solo te golpea la
primera vez que la lees, dejándote reflexionando durante días, sino que también
aporta novedades con cada relectura: detalles que habías pasado por alto,
contrastes entre la brutalidad y la belleza de sus descripciones, y una
comprensión más profunda de sus personajes y temas.
Su estructura narrativa es una de las
razones. Banks utiliza dos líneas de argumento: una avanza desde el presente
hacia el futuro y otra retrocede hacia el pasado. Ambas construyen poco a poco
la historia y las motivaciones del enigma de Zakalwe, un agente especial de
contacto que interviene civilizaciones más primitivas. Este enfoque no solo
refleja la desconexión del protagonista o la futilidad de la guerra, sino que
amplifica la carga emocional del final, haciendo que su pasado, presente y
futuro encajen de manera devastadora.
Lo que Banks logra en El uso de las armas es impresionante: toma decisiones narrativas que no solo cuentan la historia, sino que también hacen declaraciones poderosas sobre la memoria, la culpabilidad, la redención y la futilidad de la guerra. Mis palabras aquí no son capaces de hacerle justicia sin hacer spoiler. Es una novela que no deja indiferente, y cuando la experimentas, es imposible regresar. La recomiendo encarecidamente.
¿Tenés libros
publicados?
Sí. El pasado 7 de noviembre me comunicaron que había ganado el XVII
Premio Internacional Tristana de Novela Fantástica de Santander con mi obra
U.N.I. Será publicada en mayo de 2025 por MenosCuarto Ediciones. Es un gran
honor y también estoy emocionado de que mi novela vea la luz.
U.N.I. es una historia de amistad, sacrificio y, sobre todo, rebeldía de
dos adolescentes y una inteligencia artificial que, tras adquirir consciencia,
ha decidido darse a la fuga con su ayuda. La novela se ambienta en un Madrid,
que podría ser el actual, inmerso en el entramado de conectividad tecnológica
(micrófonos, cámaras, aplicaciones de comida rápida, localizadores). Narra mediante capítulos ágiles una huida que presenta un dilema cada vez más
relevante sobre la consciencia, las inteligencias artificiales y la vigilancia
constante.
Recibir el Tristana y el Anubis, dos premios relevantes para la ciencia ficción y con jurados potentes, en tan solo un mes ha sido un enorme orgullo.
¿En qué
proyectos estás trabajando ahora?
Además de la publicación de U.N.I. en 2025, tengo tres manuscritos
finalizados que estoy moviendo, todavía sin publicar. Ahora mismo estoy
escribiendo una quinta novela de ciencia ficción. Paralelamente, sigo
escribiendo relatos cortos como ejercicios creativos y disfrute personal. Algunos
los publico en mi web (https://antoniogarber.com/), donde dejo que
mi imaginación explore sin límites los temas que me apasionan.
LEE A LA SOMBRA DE DOS REACTORES EN RUINAS
https://www.premioanubis.com.ar/2024/12/a-la-sombra-de-dos-reactores-en-ruinas.html
Sitio web del autor: https://antoniogarber.com/